Gran parte de lo dicho por ese premio Nobel es cierto hoy en
día, y es porque los políticos han construido un sistema en el que se forman
las tres castas básicas:
1.- Oligarquía (la
que domina los medios de producción).
2.- Clase funcionarial (la que vive bastante bien de los
impuestos de los demás de forma vitalicia, por muy escasa o nula carga trabajo
a soportar).
3.- Clase desfavorecida ( la que se busca la vida como puede
y no tiene propiedades o titularidades que les generen rentas autosuficientes).
La tercera clase, la más desfavorecida, hubo unos tiempos
hace entre unos 40 y 60 años, que a base de trabajo constante progresaba e incluso
se enriquecía, y eso era posible porque en aquella época los impuestos eran
insignificantes, las leyes escasas y sencillas, se tenían presente los valores
del esfuerzo y el trabajo, los sindicatos no eran subvencionados, aparte de
prohibidos, además de que eran muy pocas las normativas que entorpecían la
iniciativa y el espíritu emprendedor. En resumen, se dejaba trabajar a todo el
que lo deseara, sin ponerle demasiadas trabas, aparte de que era escasa la
gente que se dedicaba a la política.
Hoy en día, con una inmensa mayoría de políticos a favor de
la globalización, se deja que el país de llene de todo tipo de gente de afuera
(aparte de que se la subvenciona abundantemente), cada día hay más impuestos y
más normativas que nunca (lo que hace que nadie trate de crear ninguna empresa
nueva), aparte de la inseguridad jurídica que provocan temas como la corrupción
o los separatismos, con la consabida paralización de buena parte de la economía
que ello conlleva.
De modo que la oligarquía conserva lo suyo (empresas, medios
de producción, y titularidades) y compra a todos los políticos posibles para
tenerlos dóciles. Los funcionarios son una gran masa improductiva en la amplia
mayoría de los casos que han de mantener el resto de la clase más desfavorecida
que si busca la vida en lo que puede y en donde puede, sin perspectivas
estables de poder establecerse por su propia cuenta con un mínimo de ganancias
que les permita vivir con dignidad y hasta a la postre incluso empezar a
prosperar.
Por esas razones y otras más, el sistema creado por los
actuales políticos (que de ello viven) facilita que los ricos sigan siendo
ricos, pese a que muchos son tontos e inútiles, y que los pobres (que son la
inmensa mayoría) no puedan salir del círculo de la pobreza, por mucha lucha, esfuerzos
e inteligencia que pongan en el empeño.