En estos momentos sociológicamente el escenario del espectro
político español sigue dividido en dos bandos, los residuos de la llamada
"las dos Españas". Una derecha dividida en tres grupos ( PP,
Ciudadanos y VOX), y una izquierda dividida básicamente en dos ( PSOE y PODEMOS
junto a sus "confluencias" y los restos del antiguo Partido
Comunista). Sean de derechas o de izquierdas, los partidos periféricos sólo
están para la fragmentación de España y vender caro sus apoyos al gobierno
central de turno.
Nos encontramos pues, que ante aquello de lo de "divide
y vencerás", cuánto más fragmentado está un bando y acorde con el vigente
sistema D'Hondt en los recuentos electorales, las representaciones se las lleva
el partido más votado aunque tengan una diferencia de poquito más de votos con
respeto a los otros que no han logrado representación. En resumen, con ese
sistema vigente, un bando se beneficia cuanto más dividido esté el bando
contrario. Lo digo, porque por lo que veo en las últimas encuestas, podemos
tener sorpresas inesperadas en estas elecciones que decepcionarán a muchos
electores, ya que incluso los medios de comunicación social de
"derechas" auguran en sus encuestas una posible victoria electoral de
la izquierda, en especial el PSOE, pese a que en su conjunto en toda España hay
muchos más votos de derechas que no de izquierdas tal como señalan las propias
encuestas.
Luego otro tema serán
los pactos postelectorales si se mantiene la tónica de que nadie obtiene la
mayoría absoluta, y en la que muchos electores se van a sentir traicionados.
Está en juego dos cosas básicas: la economía y la fragmentación de España.
Decía José Calvo Sotelo (el líder político cuyo asesinato fue el detonante del
inicio de la Guerra Civil Española) que "entre una España roja y una
España rota, prefiero la primera, que sería una fase pasajera, mientras que la
segunda seguiría rota a perpetuidad". Y he aquí el dilema actual de
España: el riesgo de caminar hacia la ruina económica, y lo peor: romperse en
mil pedazos y desaparecer como nación española dando lugar a nuevos estados de
taifas de las que ya no se recuperaría . España puede caminar hacia la ruina,
pero con el tiempo queda la posibilidad de volver hacia la senda de la
prosperidad, pero se supone que una España en la que se independizaran y
emanciparan sus diversas regiones, ya sería como algo políticamente
irrecuperable (de creer en la tesis de Calvo Sotelo). Y esto de la España rota
es el riesgo que ahora está corriendo con el tema del separatismo catalán, que
de salirse con la suya, no tardarían en seguirle las Vascongadas, Galicia, y
Andalucía entre los primeros territorios, por no añadir además la Valenciania o
Las Baleares, por citar los ejemplos. Por eso en el resto de países europeos están
prohibidos los partidos separatistas, y en España cuando menos la Constitución
tolera el "Estado de las Autonomías" que da a las regiones poderes y
competencias de casi ser como un país independiente, y pese a todo esto se
juega con "procesos separatistas" como el caso catalán que por otra
banda no tiene una suficiente mayoría de su población para estar en el asunto
de formar una república independiente, y por otra existe un preocupante número
de residentes de origen extranjero (en especial de origen africano) que desde
luego no suponen algo claro en este concepto del patriotismo que debiera tener
toda nación para sentirse completamente identificada con ella.
En resumidas cuentas, el problema de la España actual son
básicamente tres: el separatismo, la economía y la inmigración. Es decir, el
problema de que la nación española se fragmente en mil pedazos; el problema de
que si se hundirá o conseguirá reflotar la que en este momento es la quinta
potencia económica europea; y una inmigración que supone el peligro que nos
reemplace como población nativa española y con ello la pérdida de la identidad
para imponerse los credos y la cultura de esos ocupantes extranjeros que cada
vez se reproducen más dentro de nuestros territorios patrios.
Pese al enorme desempleo crónico que padecemos, la
precariedad cada vez más extendida, los escasos recursos públicos, y la deuda
pública cada vez mayor que arrastramos, hace décadas que una mayoría de
políticos españoles han pensado que la inmigración venía para pagarnos nuestras
pensiones, y al final ha resultado ser un craso error que ha absorbido aún más
nuestros escasos recursos públicos. Dicen, por ejemplo, que ante la baja
natalidad española, necesitan que cada año entren cientos de miles de
inmigrantes para poder sostener el sistema de Seguridad Social, cuando la
realidad es que son la causa del mayor desempleo crónico de toda nuestra
Historia, que hace que los sueldos sean cada vez más bajos, que la precariedad
sea la norma del panorama laboral español, que se coman los recursos públicos
destinados a sanidad, educación, justicia, y variedad de ayudas sociales,
llevando con todo ello a que no paren de subir todo tipo de impuestos y con la
contradicción de que al mismo tiempo tampoco para de subir la deuda pública. Y
también con todo el peligro que supone que esta inmigración aparte de
reemplazarnos y todo lo que supone de males sociales (desempleo, delincuencia,
menos recursos públicos y peores servicios, impuestos, etc....), son también
portadores de otras supuestas culturas y credos que no están en línea con los
derechos humanos y la igualdad entre los ciudadanos (denigración de la mujer,
corte del clítoris, odio de religión, etc...). Como nexo de comparación podemos
observar que un escolar inmigrante cuesta a los contribuyentes entre 6000 y
9000 euros por curso (y la enseñanza obligatoria son varios años, repeticiones
de cursos aparte), que es casi el equivalente a la pensión mínima con la que
podría vivir cualquier desempleado o empleado en precario, y es lo que nos
cuesta una inmigración que desde luego no ha venido para quedarse a trabajar y
pagar nuestras pensiones sosteniendo nuestro sistema de Seguridad Social. ¿O es
que alguien se cree de verdad que la inmigración, que al igual que en todas
partes carece de cualquier sentido del patriotismo, van a pagar nuestras
pensiones?. Los costes sociales de la inmigración son tan altos, que si se
destinasen a las familias españolas está claro que no habría preocupación por
la natalidad, porque si a cada mujer española se le ofreciera algo más que el
equivalente a un sueldo normal por cada hijo, ¿quién sería la que no querría
tener hijos, si puede ser más divertido y agradable criar los propios hijos que
no estar ligada a un trabajo con el que no te da ni para llegar a fin de mes y
además te quita muchas horas de libertad?.
Y por la parte a la que se refiere la economía, un país no
puede prosperar si los altos impuestos impiden una competencia con el resto del
mundo globalizado que tiene muchos países que no aplican los excesivos
impuestos que tenemos aquí en España, y tampoco si hay que mantener una enorme
maquinaria burocrática de millones funcionarios en todas las diversas
administraciones (autonómicas, municipales, comarcales, provinciales, etc....)
cuando podría simplificarse en una administración única por toda España. Y en
cuanto a lo laboral, hay que eliminar inútiles normativas, obstáculos en las
licencias y demás trabas, facilitar financiación, promover la formación
profesional, y bajar impuestos a las empresas, para que puedan crear los
puestos de trabajo que buena falta hacen en nuestro país.
Y lo curioso es que en esta campaña electoral nadie habla de
cómo arreglar los problemas nacionales básicos: el separatismo, la economía, la
inmigración, los impuestos, las pensiones, la sanidad, la discapacidad y la
dependencia, etc....que parecen seguir
con sus treces y dejar que la cosa siga pudriéndose y que se arregle por si sola.
Sólo un partido en el panorama político español aborda esos problemas: VOX. Es
el único partido que se reafirma en la unidad de España, que desea quitar las
autonomías, que habla de bajar impuestos y de apoyar el empleo y la creación de
riqueza, que limitará la inmigración dando prioridad a los nacionales, que
busca limpiar la administración de corruptelas, que defiende la familia así
como el apoyo a los discapacitados y dependientes. En resumen, dentro de todos
los males que está padeciendo España, es el único partido político que habla
claro y ofrece soluciones de sentido común.
Dos detalles importantes a tener en cuenta: cuánto más a la
izquierda, mayores son los impuestos y el despilfarro burocrático, mayor acaba
siendo el desempleo y la precariedad, más se castiga a las empresas, y más
inmigración no deja de entrar en nuestro país. Aparte de que más fácil se lo
ponen a los separatistas periféricos con todo el riesgo que supone de acabar
por romper el país. Cuánto más a la derecha, más se hace por frenar impuestos,
el paro y la inmigración, y más se ponen trabas a los separatistas periféricos.
Al menos así más o menos ha sido la tónica de los últimos tiempos.
De ganar el PSOE, con la reputación que tiene Pedro Sánchez
de ceder irresponsablemente a todo con tal de conseguir los apoyos que le
mantengan en la Moncloa, pagando caro el apoyo a separatistas y a los
anticapitalistas y antisistema de PODEMOS, nos puede llevar a una todavía mucho
más fuerte subida de impuestos, cierre de empresas, y que el separatismo lo
tenga todo más fácil, con lo cual puede ser muy malo para España porque al
final podemos terminar muchísimo peor de lo que ya estamos.
De ganar PP, supongo que volveríamos a pasar por una etapa
parecida a la de Mariano Rajoy, bastante estancada, sin decisiones claras, y
sin pena ni gloria.
De ganar Ciudadanos, queda la incertidumbre de que al ser
partido bisagra como ha sido hasta ahora, lo mismo puede venderse al PSOE, que
al PP, aunque presionado por el presidente francés Emmanuel Macrón, y por
Manuel Valls, parece más inclinado a que sea el PSOE su futuro extraño
compañero de cama.
De ganar VOX, sería lo más beneficioso para España, pero
sería un duro golpe en especial para el separatismo, la inmigración y la élite oligárquica del establishment
vigente. En todo caso, con que sacara un puñado de diputados y senadores, ya
sería razón suficiente para tenerlos en los medios de comunicación siendo
portavoces de muchos de los temas políticos y sociales que hasta ahora han sido
censurados para crear confusión y desinformación entre la opinión pública ciudadana,
con lo cual ya tendríamos una información más clara sobre lo que está pasando
políticamente (y esto ya es algo positivo en todo esto). Quiero decir que con
el tiempo, si hacen bien las cosas, pueden ir ganando un mayor peso específico
dentro de la política española.
En todo caso, ya tras el 28 abril quedará por ver cómo
salimos de todo esto, aunque me temo que vamos camino a una italianización de
España en la que constantemente tendrán que entrar en juego los pactos
políticos (que pueden salir más o menos caros a los electores que son los
contribuyentes), a una argentinización de la economía en la que en el mejor de
los casos se tardará en que vuelva a tener fuelle, y a una clara africanización
de la sociedad española con tanto inmigrante de origen africano que no para de
reproducirse, junto con el de origen rumano y latinoamericano quedando cada vez
menos españoles de origen y con todo lo que supone de incertidumbre para
mantener la Seguridad Social, el principal pilar que sostiene nuestro país.
En fin, así está España: en la encrucijada.