Mensaje de Navidad 2021 donde se la ha visto el plumero a Su Majestad.
Ha mostrado ser una marioneta más al servicio del Club Bilderberg y en línea con las pautas marcadas por la terrorífica Agenda 2030.
Ya ha resultado patético mostrarse con una foto con niños usando el insano tapa narices y bocas, y hablado de una pandemia, en la que ni siquiera ha hecho mención a la brutal censura que han sufrido diversidad de sanitarios, médicos, y científicos contrarios a las vacunas, al alarmismo que ha arruinado a tanta gente privándoles al mismo tiempo de sus derechos y libertades, y avisando de lo insano de las mascarillas y lo inseguro e incierto de las vacunas.
Un Rey debería de ser para su pueblo como un padre en relación a con su hijo que le desea lo mejor, que le enseña a ser honesto y decir la verdad, que lo educa en virtudes y cualidades para enseñarle a vivir en libertad y con nobleza, que le indica el camino para vivir en paz y en prosperidad. Pese a mostrarse sereno y educado, el Rey Felipe VI no ha hecho nada de esto, sino repetir otra vez una modalidad de discurso con palabras llenas de adjetivos y articuladas de las que cualquier persona de alto nivel cultural se da cuenta que son solo palabras, y que en la práctica no vienen a comunicar nada relevante, orientativo, ni esperanzador para su pueblo.
Lástima de monarquía que tenemos, que debería de ser ejemplar y que la pudiéramos sentir como unos más de la familia, y sin embargo no es así y la Corona se ha alineado con la oligarquia globalista del Club Bilderberg y que nos quiere llevar a lo que apuntan las directrices de la llamada Agenda 2030 con pérdida de soberanía de los países, y de libertades y derechos en sus ciudadanos, para instaurar una especie de dictadura que lo controle todo con la ayuda de los medios digitales, llevando a un mundo donde el individuo va a ser cada vez menos libre y más sometido. Claro que esta dictadura de la que nos están marcando la senda, me temo que si en España fuera República, sería mucho peor.
Y por si fuera poco, hablando tanto de La Constitución, me temo que otra vez la ha dejado como un papel mojado. ¡Qué lástima, Dios mío, que a la Patria España la tiene dejada incluso su propio Rey!.
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