domingo, 16 de junio de 2019

AQUELLOS TIEMPOS TAN ABURRIDOS



 
Los primeros años de mi infancia iba a ver la televisión en casa de un amigo de la pandilla, de lo que recuerdo la hormiga atómica, los picapiedra, y el meteoro submarino. En casa todavía no había televisor, pero ya a principios de la década de los 70 pude tener televisor en mi casa, que no recuerdo bien si fue una Lavis, o una Vanguard, que la tuvieron primero los abuelos.
 
Lo que sí recuerdo fue la primera televisión en color que tuvimos, la que daba ilusión de cine: una Thompson, que costó 150.000 pesetas de la época, en unos tiempos de los que todavía recuerdo que un albañil ganaba alrededor de las 20.000 pesetas mensuales. "No compre un televisor sin ton ni son, adquiera un Thompson", y "ponga un Thompson en tu vida", era la publicidad que más o menos recuerdo en torno al televisior. Recuerdo también que eran los tiempos de Adolfo Suárez, de por allá el año 1976, y de los que recuerdo también las emisiones de la serie "Curro Jiménez".
 
Si de repente en todos los rincones del mundo dejaran de funcionar el internet, los canales de televisión, y nadie supiera cómo hacer cine ni teatro mundo, supongo que no habría manera de medir los altos niveles de aburrimiento que de golpe y sopetón nos caerían encima. Por eso hay que saber valorar la parte positiva de los tiempos en los que nos ha tocado vivir. Eso sí: supongo que nuestros antepasados debían de llevar unas vidas aburridísimas, en comparación. No sé qué pensaréis vosotros.

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