lunes, 30 de marzo de 2020

ESPAÑA, EL DÍA DESPUÉS DE LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS



En 2008 cuando se produjo el estallido de la burbuja financiero-inmobiliaria, cerraron miles de empresas y se arrojaron a millones de españoles al paro, lo cual significaba que miles de empresas dejaban de tributar, y lo mismo millones de trabajadores de los cuales el gobierno además tenía que darles la correspondiente prestación o subsidio de desempleo que les tocaba a cada uno según tiempo trabajado. A ese añadido, Zapatero lanzó un carísimo y fallido "Plan de Estímulo a la Economía y al Empleo" (el famoso plan Ñ, con la "ñ" de España). España no tardó en endeudarse y quedarse sin fuentes de ingresos, lo cual se adentró hacia la ruina, y con la desesperación de buena parte de los españoles, Zapatero acabaría perdiendo unas elecciones que había adelantado por verse sobrepasado por la situación, para ganarlas su rival Mariano Rajoy con mayoría absoluta.

¿Y qué le pasó a Mariano Rajoy?. Pues que se encontró con la caja pública vacía, y además endeudados hasta las cejas. ¿Las soluciones a las que tuvo que recurrir?, las conocemos todos, y fueron bastante impopulares: su gestión se basó en una subida continuada de impuestos , y recortes por todos los lados. Y aún así pudo ahorrarse el rescate europeo, que a la larga nos hubiera salido muchísimo más caro.

Ahora todos los políticos se ponen a gastar en movilizar recursos y dar unas ayudas para todos que no tenemos, y de las cuales no nos explican ni nos aclaran de dónde va a salir el dinero para financiar todo esto. Se están gastando dinero en pagar sanitarios y material sanitario, en pagar ERE's y ERTE's, en pagar "permisos retribuidos", en pagar alquileres a los deudores, en dar tickets-comedor o tickets-supermercado a la inmigración, en dar compensaciones económicas a los autónomos, en abrir líneas de crédito con el aval del gobierno y casi sin intereses, etc...., y todo esto lo hacen con la actividad económica paralizada que no genera ni ingresos ni capacidad para pagar tributos y cotizaciones, con la hucha de la Seguridad Social prácticamente vacía, ya de por sí teniendo al Estado y al resto de las Autonomías fuertemente endeudados, y con los presupuestos sin aprobar todavía (no olvidemos que siguen prorrogados por repetidas veces los mismos presupuestos de Mariano Rajoy) aparte de algunas otras autonomías que tampoco tienen los presupuestos aprobados como el caso de la catalana. Y por si esto fuera poco, cuando se levante el Estado de Alarma, la cantidad de empresas que van a cerrar, y la cantidad de gente que nuevamente será arrojada al desempleo con todos los gastos de más que habrán que suponer para el Estado.

En consecuencia, si ya sabemos por experiencia cómo se hizo frente a la crisis de hace once o doce años, con fuertes subidas de impuestos y recortes en los servicios públicos por todos los lados, imaginaos ahora lo que van a tener que hacer para hacer frente a la actual crisis (que ya es consecuencia de la anterior, con secuelas y de la cual todavía no nos habíamos recuperado y con muchas empresas y familias al límite), y con el añadido provocado ahora por el COVID-19 y todos los daños colaterales que le acompañan.

Que nadie se engañe: no hay nada gratis. El gobierno, gobierna porque tiene el poder, pero en muchos casos no arregla las cosas (y menos si tenemos unos dirigentes incompetentes e irresponsables) y además lo complican. El palo que vamos a recibir todos va a ser terrible, y de hecho muchos ya están empezando a recibirlo.

Supongo que tiempo habrá para ver lo que se pudo hacer y lo que no se hizo, qué políticas eran correctas y cuáles no. Y si se animan a hacer las cosas bien, tiempo, también, para eliminar miles de cargos políticos innecesarios, así como millones de puestos de funcionarios que no sirven para nada; de eliminar y devolver a sus países de origen a toda esta inmigración que no nos aporta nada positivo; de volver a los valores del patriotismo, la libertad y del esfuerzo para hacer una nación prospera y de la que nos sintamos orgullosos. Eso significa aplicar la vieja receta que nunca falla: dejar que todo el mundo pueda trabajar libremente, y que la cosa pública no se quede con el esfuerzo de su trabajo por medio de los tributos y con ello quitándole al ciudadano la libertad con ese expolio que desincentiva a cualquiera de trabajar y emprender. No existe otra receta que no sea la de trabajar, y todo lo que suponga poner trabas al trabajo es malo para un país, además que lleva hacia una crónica pobreza en la que las injusticias y la falta de libertades ya se van formando por sí solas. El tiempo nos mostrará hacia dónde vamos y qué país queremos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANATOMÍA ACTUAL DE ESTE PAÍS TODAVÍA LLAMADO ESPAÑA

  A menos que no tengamos algo muy gordo de ver o algún vínculo muy fuerte, no es de recibo meterse en las guerras de los demás. Lo de meter...