No paras de malgastar sin cesar el dinero público de los españoles en todo tipo de lo que denominan “paquetes anti-crisis”, con una lluvia de millones a repartir, que inevitablemente irán a cargo de los ciudadanos españoles ( en especial aquellos que tienen trabajo, o todavía conservan valor patrimonial y monetario). No paras de endeudar nuestro pobre y maltratado país.
En vez de malgastar inútilmente el dinero de los
españoles, dedícate a liberalizar completamente el mercado laboral, quita
normativas y regulaciones que entorpecen el emprendimiento y ponen trabas a la
acción de competir, y deja que la gente trabaje a su gusto, que con sus ansias
de mejorar socialmente ya irán estimulando la imaginación para ofrecer los
mejores productos y servicios a los mejores precios, y en las mejores
condiciones laborales. Y además aprende de Franco: nunca castigues a impuestos
a los que trabajan ( tanto a empresarios como a empleados) porque son los que
con su esfuerzo y dedicación generan la riqueza y la prosperidad del país, y se
merecen la recompensa de sus propios trabajos y los riesgos asumidos.
No subvenciones con el dinero público de los españoles a sindicatos, ni patronales, ni partidos políticos, porque ni defienden los intereses de los trabajadores, ni los de las empresas, aparte de que cada partido representa distintas ideologías y maneras de llevar o hacer las políticas. Que sean los afiliados los que paguen sus cuotas para mantener a esas entidades. No subvenciones con dinero público a ONG’s, que solo actúan conforme con sus propios intereses e intenciones, y que muchas veces ni comulgan con los intereses del resto de los ciudadanos. Quien quiera dar sentido a esas organizaciones, que se las pague de su propio bolsillo.
No conviertas a España en un país de funcionarios con grandes y buenas pagas vitalicias, y dando muy poco golpe al tener el empleo seguro y no tener que competir ni dar cuentas de sus desempeños. Confía ese tipo de servicios a gestoras privadas, renovables a concurso cada pocos años, para que salgan baratos a los contribuyentes, y al mismo tiempo ofrezcan mejor calidad de servicios, al tener que competir igual que el resto de las empresas privadas.
Trata de deshacerte de los objetivos de la Agenda 2030,
no solo porque son inútiles y sinsentido, sino porque además arruinan el país, restringen
las libertades de los ciudadanos con absurdas imposiciones e implementaciones,
e incluso en su conjunto global son mucho más contaminantes y perjudiciales
tanto para el medio ambiente, como para lo referente a lo climático. Y no dejes
las puertas abiertas a la inmigración innecesaria ( y menos las que conllevan
credos y costumbres que no comulgan con nuestros valores de libertad y
tolerancia), cuando en España tenemos inaceptables tasas de paro y de empleo
precario. Además elimina completamente las subvenciones con todo tipo de ayudas
públicas a ese tipo de inmigración parasitaria, y tampoco los mantengas en la cárcel
a esta inmensa mayoría de inmigración delincuente, tratando de deportarlos a
todos en sus países de origen ( y así ahorrando los gastos carcelarios, que en
muchos casos sobrepasan los costes de las ayudas sociales para quienes las
necesitan)
Y así se van a crear por sí solos los puestos de trabajo,
sin necesidad de las ineficaces y en muchos casos incluso corrompidas “ayudas
gubernamentales” que siempre son a coste de los impuestos sobre los ciudadanos
y generando más deuda pública a pagar por los ciudadanos de nuestro país.
En resumen, como ya lo dice el legendario economista
estadounidense Arthur B. Laffer (que fue asesor de Ronald Reagan): (…) En esencia, la redistribución toma
dinero de aquel que tiene más para dárselo a aquel que tiene menos. Cuando
tomas dinero de alguien que tiene más, reduces el incentivo que tiene esa
persona para seguir trabajando y produciendo como venía haciendo hasta
entonces. Y cuando le das ese dinero a alguien que tiene menos, reduces el
incentivo que tiene esa persona para trabajar más y mejorar sus ingresos por sí
mismo. Por eso, la producción económica total se acaba resistiendo. Cuanto más renta se redistribuye en una
economía, más grande será la caída en la producción total de esa economía. En
nombre del igualitarismo, se acaban destruyendo los incentivos para la
producción de bienes y servicios.
ARTÍCULO DE REFERENCIA:
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La España empobrecida de Sánchez: cifras de un fracaso social(ista)
Sánchez aprueba 45.000 millones en "paquetes anti-crisis" que solo contribuyen a exacerbar la pobreza y la dependencia.
El legendario economista Arthur B. Laffer sigue al pie del cañón. A sus 82 años, el Washington Post le acaba de dedicar un reportaje en el que el gurú de las políticas de oferta hace balance de la actualidad económica estadounidense y se refiere también a los principios básicos de su escuela de pensamiento, célebre por promover menos impuestos y mejor regulación como palancas para el crecimiento.
Aunque Laffer explica al Washington Post que los ingresos anuales derivados de su actividad como consultor y analista rondan el millón de dólares. Su caché como orador también sigue por las nubes, a razón de 25.000 dólares por discurso. Pero quien fuera asesor de cabecera de Ronald Reagan no se limita a hacer caja, puesto que también sigue estando muy volcado en la difusión de sus ideas entre las nuevas generaciones.
En este sentido, uno de sus vídeos de divulgación más recientes ataca de raíz la estrategia redistributiva de la izquierda y advierte sobre las nefastas consecuencias que tiene este tipo de política económica. Laffer sintetiza el problema del siguiente modo:
En esencia, la redistribución toma dinero de aquel que tiene más para dárselo a aquel que tiene menos. Cuando tomas dinero de alguien que tiene más, reduces el incentivo que tiene esa persona para seguir trabajando y produciendo como venía haciendo hasta entonces. Y cuando le das ese dinero a alguien que tiene menos, reduces el incentivo que tiene esa persona para trabajar más y mejorar sus ingresos por sí mismo. Por eso, la producción económica total se acaba resistiendo. Cuanto más renta se redistribuye en una economía, más grande será la caída en la producción total de esa economía. En nombre del igualitarismo, se acaban destruyendo los incentivos para la producción de bienes y servicios.
Pues bien, a nadie escapa que el gobierno de España está haciendo exactamente lo contrario - y los resultados son precisamente los que avanza Laffer en su reflexión contra la redistribución. Según los datos divulgados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, solo en 2022 se han aprobado una serie de ayudas, subsidios y bonos valorados en 45.000 millones de euros. Estos "paquetes anti-crisis" no solo no han contribuido a relanzar la economía, sino que están agravando su crisis.
En total, 17 millones de nóminas privadas sostienen a 14 millones de nóminas públicas. Una economía sumida, pues, en la crisis de dependencia hacia la que nos conduce el abuso redistributivo del gobierno ‘sanchista’.
Queda validado, pues, el discurso lafferiano que advierte contra las políticas redistributivas y recalca la importancia de promover el crecimiento y la libertad económica como pilares para generar prosperidad y desarrollo. Y es que, lamentablemente, lo que estamos haciendo en España es exactamente lo contrario de lo que recomienda Arthur B. Laffer… y los resultados son exactamente los mismos de los que nos advierte el célebre economista estadounidense.
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